Con humildad, pero con convicción, la vida consagrada quiere mantener su misión profética y su fascinación por un futuro que el Señor cuida y que nos invita a cuidar cada día con toda clase de gestos de amor y de confianza en El, con los ojos puestos siempre en los más pobres y desvalidos, con los que Jesús se identifica. 

La esencia de nuestra vocación consagrada, enraizada en nuestro bautismo común, es ser signo y ofrenda generosa al Señor para construir una verdadera convivencia humana, el sueño de la fraternidad, siendo testigos de esperanza para todos, mirando más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna. Caminemos en esperanza, nos dice el Papa Francisco (Fratelli Tutti, n. 55). 

Nos gustaría contar con tu presencia para celebrar juntos nuestra esperanza cristiana, en la eucaristía que tendrá lugar el jueves 2 de febrero a las 17h en la catedral de Getafe. En el curso de la celebración los consagrados y consagradas renovaremos nuestros votos y promesas.

 

                                Ramón García Saavedra, Vicario Episcopal para la Vida Consagrada

                                    José Miguel Sopeña Moreno, fc, Presidente de CONFER-Getafe

Fiesta de la Presentación del Señor

Jornada de la Vida Consagrada 2023

Queridos hermanos y hermanas, consagrados, sacerdotes y fieles de la Iglesia que camina en Getafe.

Como todos los años, la Iglesia celebra el don de la Vida Consagrada el 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor.

María y José, fieles a la tradición de su pueblo, entran en el Templo con su Hijo a los cuarenta días de su nacimiento. Del mismo modo, también nosotros, desde los diferentes carismas y distintas formas de consagración, que embellecen a la iglesia, nos presentamos en nuestra iglesia particular de Getafe.

Este año, en la XXVII Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el lema que la Iglesia nos propone es “Caminando en Esperanza”. Ciertamente, la esperanza está muy herida en nuestro mundo. La gran tentación es bajar los brazos o encerrarnos en las múltiples burbujas que surgen por doquier, cerrando puertas y levantando muros, laicos o religiosos.